Existe un intenso debate en torno a la efectividad de entrenar la defensa contra armas. Algunos argumentan que este tipo de entrenamiento carece de utilidad debido a la indiscutible superioridad que proporciona el uso de armas.

Aunque reconozco la gran ventaja que ofrece el uso de armas, no estoy de acuerdo en que este tipo de entrenamiento sea una pérdida total de tiempo. Siguiendo esa lógica, podríamos afirmar que el entrenamiento en artes marciales (o cualquier otra actividad) es igualmente inútil, ya que siempre habrá alguien mejor que uno. Llevando este razonamiento al extremo, uno podría preguntar ¿para qué vivir si al final vamos a morir?

En primer lugar, la mejor defensa contra las armas es la prevención; es decir, evitar situaciones de conflicto. Sin embargo, hay ocasiones en las que la prevención no es suficiente, como en un ataque terrorista sorpresivo. Además, los profesionales de la seguridad deberían contar con habilidades de defensa contra armas, especialmente si trabajan en entornos peligrosos. El entrenamiento en defensa contra armas también puede mejorar el manejo propio de estas. Estas son algunas razones por las que podría ser beneficioso este tipo de entrenamiento.

En estas imágenes, muestro uno de los ejercicios más malinterpretados del Systema, incluso por muchos de sus practicantes. En realidad, no estoy intentando esquivar el ataque, como suele pensar la mayoría, sino que estoy practicando la relajación para minimizar los daños causados por los cortes del cuchillo.

Podrías ver esta «técnica» como el airbag o el cinturón de seguridad de tu vehículo, que no evitan los accidentes, pero podrían salvar tu vida. De todos modos, utilizar el cinturón o decidir invertir en un airbag, sigue siendo una decisión que solo tú puedes tomar.